Jueves, 28 de Marzo 2024

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Zima Blue

Por: Cesáreo Escobedo

Zima Blue

Zima Blue

Mi gran amigo Eleazar Santiago me recomendó hace unas horas un capítulo de diez minutos de la serie de Netflix: Love, Death and Robots. El capítulo se titula Zima Blue y si bien es muy famoso, admito que llegué tarde a la conversación. Quise dedicar este artículo a elaborar un breve resumen del capítulo y de mi conversación con Eleazar, ya que la sabiduría que engloban estos diez minutos cinematográficos es fascinante.

El capítulo comienza hablando de Zima Blue, un renombrado artista que busca respuestas dentro del arte. Zima Blue fue creado originalmente como una máquina para limpiar una alberca. Conforme fue adquiriendo inteligencia a la medida que su propietaria lo modifica, llegó al punto en el que creyó que era humano y comenzó su camino hacia descubrir su propósito. Zima se convierte en el artista más famoso y comienza a buscar respuestas en el cosmos, para así encontrarse a sí mismo. En su búsqueda de respuestas para experimentar los secretos del Universo logró grandes cosas y realizó obras únicas. Con el paso del tiempo, llegó al punto en el que se dio cuenta que la única manera de encontrarse era dentro de sí mismo, no en el cosmos. Es aquí cuando decide ejecutar su última obra de arte: regresar a ser una máquina que limpia albercas. Zima decide regresar a ser esa máquina que gozaba de la plenitud de ejecutar una tarea tan sencilla como lo es limpiar una alberca. Regresó a su propósito inicial, a lo esencial, y fue ahí cuando se encontró.

La fuerza de esta metáfora radica en el ciclo humano mismo. Cuando somos niños, simplemente somos. No pretendemos ser más de lo que la vida nos ofrece y disfrutamos de la vida de la forma más inocente y pura posible. Conforme vamos creciendo, nos comenzamos a cuestionar a nosotros mismos, generamos inseguridades y buscamos respuestas en el exterior. Mientras más buscamos, todo se comienza a volver más confuso y es ahí cuando nos perdemos en un ciclo eterno de encontrar sentido. El humano se comienza a perder a sí mismo cuando es presentado con una infinidad de opciones y posibilidades y comienza a buscar respuestas en comportamientos o creencias ajenas.

La felicidad se encuentra en lo esencial, en la simplicidad, y en hacer tareas sencillas de una manera correcta. No debemos intentar ser algo más allá de nosotros mismos, pues regresando a nuestra esencia es cuando cumplimos con nuestra función. Podemos destinar vidas enteras a encontrar respuestas en el exterior sin encontrar nada. Los humanos colocamos toda la importancia en hacer dinero, en obtener fama y en tener poder, perdiendo de vista que cuando en verdad encontramos felicidad es con un abrazo, o con una palabra alentadora.

Cesáreo Escobedo

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