Miércoles, 26 de Junio 2024

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Septiembre, mes del testamento

Por: Diego Petersen

Septiembre, mes del testamento

Septiembre, mes del testamento

¿Qué gana Claudia Sheinbaum si las reformas al poder judicial se hacen en septiembre? Nada. Todo lo contrario. Para ella, una reforma en la que el Presidente saliente tiene el mando la debilita políticamente. Aceptar la encuesta realizada por Morena en fast track, con preguntas a modo y con respuestas previsibles que nada aportan a la toma de decisiones, fue ponerse la soga al cuello y hacer el nudo. Solo le queda escoger el árbol. 

¿Y si la presidenta electa quiere eso? ¿Y sí de verdad Claudia Sheinbaum, como muchos de los seguidores de López Obrador, piensa que lo mejor para el país es que el caudillo no se retire a su rancho, sino que gobierne por interpósita persona? Sería verdaderamente extraño que alguien que aspira al poder esté dispuesto a no ejercerlo. Es un disparate, diría cualquier estudioso de la ciencia política, por lo tanto, es una hipótesis que habría que descartar porque implica una contradicción básica: el poder se tiene para ejercerlo, no para compartirlo. Tendríamos que pensar entonces que lo que realmente sucede es que Claudia Sheinbaum quiere, pero no puede; que cada día que pasa en lugar de tener más poder tiene menos porque el presidente saliente tiene el control político del país entero.

Para los primeros meses del próximo año, cuando la presidenta Sheinbaum esté lidiando con los problemas financieros derivados de la reforma, con un presupuesto austero y acotado, con un gabinete complejo donde habrán de convivir los propios y los impuestos, con gobernadores urgidos de quitarse la férula, con cámaras que aparentemente son afines, pero no le responden políticamente, López Obrador estará en los suyo: en campaña para elegir un Poder Judicial, desde los jueces hasta los ministros de la Corte, que le responda a él. Dicho de otra manera, suponiendo que Claudia Sheinbaum sea una convencida de la reforma judicial, tal como le expresó en la campaña, los tiempos que le está marcando el presidente son pésimos para ella, pues la ola le va a reventar antes de tener el control del barco.

En septiembre, en el mes del testamento, el presidente le dejará por escrito a Sheinbaum una herencia llena de letras chiquitas y fideicomisos. Legalmente todo el poder es para la heredera de la Cuarta Transformación, pero mientras viva, el usufructo es para su padre político. 

Paradojas de la política: la presidenta más votada de la historia del país, 35 millones de votos, es también la que llega con mayor debilidad política frente a su antecesor. El único que ha vivido algo similar -obtuvo un gran número de votos y recibió el poder de un presidente saliente fuertísimo- fue Ernesto Zedillo. Solo él puede decirle cómo se come un pastel así. 

diego.petersen@informador.com.mx
 

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